domingo, 18 de marzo de 2012

¡Diós, qué buen vassallo, si oviesse buen señore!

Esta frase que traducida del castellano antiguo significa: ¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor! Se encuentra en una de las partes iniciales del poema del Mío Cid, que narra la historia de un gran señor expulsado por su rey, que posteriormente se ganará la reivindicación.

El sentido de tal frase es que tan grande era Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid) y tan bien servía a su nación, que le hubiera hecho mayor justicia servir a un monarca de mayor calidad.

Ahora, ¿cuántas veces no se oye decir que este y aquel político es la peor escoria que ha surgido de estas tierras? También se dicen cosas como que el pueblo de México al fin merece quien le saque adelante, que ya basta de ser los oprimidos por un gobierno que no se interesa por nuestro bien. Según varios compatriotas, parecería que el pueblo mexicano en sí es un Cid Campeador, digno de los más altos mandatarios, pues por su gente trabajadora e ingeniosa incluso podría decirse que es el mejor pueblo de todos.

Nada más errado que ello. Y no se me malinterprete, soy mexicano, orgulloso y patriota como pocos; sin embargo, soy partidario de este dicho: lo que un día siembres, después cosecharás. Es decir, ¿cómo pretendemos tener un gobierno que se preocupe por nuestro pueblo si nosotros mismos no nos preocupamos por nuestro pueblo?

Ejemplos de lo anterior sobran. El policía que pide mordida, aquel que acepta, los que se brincan las filas, los que cuando suben los precios son los primeros en pegar el grito en el cielo, pero que no dudan dos veces para colgarse de la electricidad o señal de internet de su vecino. Todos estamos contribuyendo a hacernos daño; a alguien más, sí, pero mexicanos a mexicanos. A fin de cuentas, nos lo hacemos a nosotros mismos.

¿Y los políticos qué son? ¿Acaso no son mexicanos? Nos fascina criticar a los políticos diciendo que son porquería, nefastos, ingratos, vende patrias y demás calificativos peyorativos; sin embargo, mi vecino, tu vecino, quizás tú podrían llegar a hacer lo mismo. La diferencia entre un político cualquiera y un mexicano más es la cantidad de poder para dañar al prójimo. Un político es un mexicano que miró más alto.

¿Y bien? Dirá alguien que los políticos son particularmente virulentos, que es el poder lo que los tiene así, y quizás tengan razón. Aún así, no es pretexto. ¿Qué pasaría en una nación en la que cada ciudadano sea consciente de sus alcances? ¿Qué pasaría en una nación en la que no pasara por alto el hecho de que dañar al vecino no es solucionar el problema, sino perpetrarlo y que después sólo se puede esperar que alguien nos vuelva a perjudicar?

Si no tenemos un buen gobierno, es porque nosotros nos gobernamos. Si queremos un buen gobierno, debemos de gobernarnos bien. Yo no quisiera que del exterior alguien nos gobernara, no. Quiero un mexicano en el poder, alguien que haga valer nuestros derechos y garantías, pero para ello debe de haber mexicanos capaces de legislar, de ejecutar las leyes, de hacerlas valer. ¿Tenemos esa clase de mexicanos?

Gente, mientras nosotros no cambiemos como pueblo, no cambiaremos como nación. Mientras no seamos buenos vasallos, no tendremos buen señor.

martes, 7 de febrero de 2012

Mamá, no quiero más SOPA


Algo que ya es del dominio de la mayoría de los internautas es la propuesta de la ley SOPA, que en México tiene un similar llamado ley Döring (aunque se empeñan en señalar que es independiente y distinta). Para aquellos que no sepan, básicamente se trata de que aquellos que tienen derechos sobre cierto tipo de material (libros, canciones, logos, etc.) puedan hacer válidas las leyes que ya existen respecto a la piratería (es por eso que lo de Megaupload sucedió antes de la ya citada ley).
Si nos ponemos a pensar, en verdad pensar, lo que hasta ahora se ha dicho parece justo, pues aquellas personas que viven de lo que crean están perdiendo dinero con cada descarga ilegal, caray, que no hay mucho de qué quejarse realmente, es como si robo un pan y hago una manifestación porque me detiene la policía. El verdadero problema es lo que hay detrás de dichas leyes, la forma en que se harán cumplir. Lo más preocupante es que podrán monitorear todas nuestras actividades en línea: así es, adiós a la intimidad y a la libertad de navegación.
Recordemos recientes eventos políticos, como la caída del dictador Mubarak en Egipto. Fundamental para su éxito fue el uso de las redes sociales, una herramienta de inmediata comunicación. Si la ley SOPA (y/u otras similares) es aprobada con sus formas de hacerse valer, todo esto quedaría atrás, porque cualquier gobierno, desde el más benevolente hasta el más autoritario, tendrá la capacidad legal de monitorear no sólo en las redes públicas, sino hasta en conversaciones privadas. Es una condena a la libertad de expresión.
Siguiendo con otras consecuencias, pensemos en el mundo escolar. Sólo serás capaz de adquirir y usar cierta información si pagas por ella, con lo cual el aprendizaje queda vetado para aquel que pueda pagar, que al menos en México sería anticonstitucional, pues por ley la educación es gratuita (que en verdad esto sea practicado es arena de otro costal).
Controlar la opinión pública, restringir la información escolar (que ya se hace con los raquíticos libros de texto oficiales publicados por la SEP) y un terror causado por el gobierno y las ridículas multas y condenas que quieren imponer nos está acercando a esa sociedad distópica que George Orwell describió en su libro “1984”. Cierto es que como las utopías las distopías por definición son imposibles, pero en México nos estamos acercando peligrosamente.

lunes, 26 de julio de 2010

Poesía elemental

Ahora un poco de la obra de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, mejor conocido como Pablo Neruda, chileno, premio Nobel de literatura.
De su obra "Residencia en la tierra II" un poema tituladoWalking around, espero lo disfruten.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

domingo, 16 de mayo de 2010

No es que muera de amor

Quiero traerles un pedazo de la obra del gran escritor chiapaneco Jaime Sabines, pues parte de mis propósitos es mostrarles algunas obras de diversos artistas, pues sin duda hay que explorar la parte artística de nuestro ser para un desarrollo intelectual pleno. Sin más preámbulos he aquí este magno poema.
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

UNIVERSIDAD

Actualmente, los planes de estudios de la mayoría de las carreras en casi todas las universidades (al menos en México) no permiten la incorporación de conocimientos de toda índole a sus alumnos, olvidando que universidad hace alusión a la totalidad del conocimiento, pues deriva del latín universitas que significa "todo, entero o universal".
Algunos se conformarán con que una universidad posea múltiples carreras con diversos tópicos, sin embargo, cada alumno debiera adquirir una gama amplia de conocimientos que le permita desenvolverse mejor en el mundo laboral, pues el saber nunca estorba, y lejos de ello, bien encaminado podrá engendrar grandes profesionales, no sólo profesionistas; evitando de esta manera un error común en el mundo académico, que es el de creer que sólo aquello que nos rodea comprende todo el universo existente.
De esta manera podemos observar biólogos protegiendo áreas naturales sin pensar en las comunidades que en ellas habitan, y llevando a la consecuente quiebra de tales familias; o políticos aprobando leyes que no terminan de comprender por su falta de preparación en temas científicos.
No olvidemos aquella pueril curiosidad que nos inquietaba, preguntémonos, ¿dónde ha quedado? ¿Por qué olvidarla? Hagamos de la búsqueda de conocimientos nuestro nuevo pasatiempo. Hay un mundo afuera, ¿por qué desperdiciarlo frente a una televisión que sólo nos presenta los mismos programas una y otra vez?
El cambio no sucederá solo, la distribución de los recursos seguirá igual si lo seguimos permitiendo, los políticos seguirán forjando las leyes a su conveniencia, las empresas harán con nuestra salud lo que sea con tal de vender. No soy religioso, pero he aquí una frase que no puedo evitar en este escrito: “La verdad os hará libres” ¿Y cómo llegamos a la verdad? Buscándola, pero no nos conformemos con una fuente, como diría Pérez-Reverte en alguna de sus obras (que a mal no recuerdo por ahora): “Desconfiad de todo aquel lector de un solo libro”. Y así es, desconfiemos de aquellos que con una sola fuente nos aseguran la verdad, por que no tienen herramientas para comparar; por que los libros, informes y noticias son escritos por personas, y las personas se equivocan, ya sea por errores sin intención o malintencionados, nublados por algún juicio.
Así, mi objetivo es ofrecerles algo de información que a mi juicio sea interesante, o que sea importante. Haré una búsqueda lo más exhaustiva que me sea posible para brindarles periódicamente nuevos artículos de muy variados temas; espero no sólo entretenerles, sino también motivarlos a buscar más; pretendo que puedan ustedes juzgar mi trabajo, pues quiero que aprendamos juntos. Podemos hacernos de un mejor futuro al estar mejor preparados.
Primera recomendación, El hombre mediocre de José Ingenieros, la obra, en general, es interesante, sin embargo, para los propósitos de este escrito les recomiendo leer el capítulo II “la mediocridad intelectual”, pienso que es motivador.